Albert Speer junto a Hitler bajo la Torre Eiffel en París, 1940. Destacado jerarca nazi, coadjutor de la megalomanía arquitectónica de Hitler, ¿víctima o verdugo? |
Albert Speer junto a Hitler |
Hijo y nieto de arquitectos, Speer, creció en el seno de una familia de la
alta burguesía alemana. Pese a su vocación de matemático continuó con la
tradición familiar y estudió arquitectura en la Escuela Técnica Superior de Berlin-Charlottenburg, licenciándose en 1927.
En 1931, subyugado por la elocuencia demostrada por Hitler en un
mítin, ingresó en el partido nacionalsocialista. Ello marcaría su futuro ascenso
profesional.
El primer cometido de Speer como miembro del partido nazi le llegó en 1932
cuando Karl Hanke, diputado del Reichstag, le encargó reformar las oficinas del
Gauleitung en Berlín. Speer sorprendió con su diligencia.
El 30 de enero de 1933, Hitler sube
al poder y Goebbles contrata a Speer como ayudante
del arquitecto jefe del partido, Paul Ludwig Troost, encargándole su primer proyecto, la
reforma del Ministerio de Propaganda en la Wilhemplatz de Berlín. Impresionado
ante los resultados Goebbles le recomienda a Hitler, gran amante de la
arquitectura.
Al fallecer Troost en 1934 le sucede.
Tras el ascenso, su primer encargo es el proyecto, en Nuremberg, de la decoración de la tribuna del Campo
Zeppelinfeld, el área de desfiles, con motivo de los actos del
primer congreso del partido.
Campo Zeppelinfeld |
La obra es quizás su proyecto más significativo, símbolo
de la megalomanía nazi, al servir como marco de la grabación de la
obra maestra de la propaganda del Reich, El triunfo de la voluntad dirigida por Leni
Riefenstahl.
Nuremberg estaba destinada a albergar muchos otros edificios oficiales
nazis, la mayoría de los cuales nunca llegaron a construirse.
Mientras planeaba estas edificaciones Speer inventó la
teoría del valor de las ruinas -apoyada con
entusiasmo por Hitler-, según la cual se construirían todos los nuevos
edificios de forma que fuesen unas ruinas estéticamente agradables en el futuro
lejano.
Ellas serían el testamento de la grandeza del Tercer Reich. Una premonición
malograda, dada su fugacidad. Speer sobrevivió a su obra.
En 1936, el año de las Olimpíadas de Berlín, Speer recibió de Hitler el encargo de la
reforma urbana de la capital del Reich.
El 30 de enero de 1937, Hitler nombró a Speer inspector general de
construcción con el rango de Secretario de Estado, y se le encargó que hiciera planes para
la reconstrucción de Berlín, futura capital de un Estado supra-germano.
El primer paso de estos planes fue la reforma del Estadio
Olímpico de Berlín, escenario de los Juegos Olímpicos en 1936.
Estadio Olímpico de Berlín |
Proyectó igualmente la nueva Cancillería del Reich, que incluía un enorme
salón dos veces mayor que el Salón de los Espejos del Palacio de Versalles. La
Cancillería quedó terminada en 1939 y Hitler quedó extasiado por la belleza de
la reforma.
El resto de los edificios proyectados para Berlín no llegaron a
construirse. La Segunda Guerra Mundial impidió su finalización aunque Hitler no
los abandonó hasta bien iniciada la contienda.
En 1941, Speer dirigió simultáneamente varios proyectos. Entre ellos,
erigió los refugios antiaéreos de Berlín. La realización de sus obras
comportó la presunta deportación de cerca de 50.000 judíos, que fueron expulsados de sus hogares.
Sólo se salvaron de la deportación unos 26.000, aquellos que trabajaban en las
fábricas de armamento, la mano de obra.
Tras el fallecimiento
del ministro de Armamento y Producción Bélica, Fritz Todt, el 8 de
febrero de 1942, Hitler inmediatamente le nombró su sustituto.
Ese mismo año 1942, Speer estuvo
en Barcelona inaugurando la exposición La nueva arquitectura alemana que se exhibía en el Museo de Arte Moderno del
parque de la Ciutadella.
En 1943, Speer consolidó su posición como ministro de Armamento. Bajo su
mandato se multiplicó la producción armamentística. El 30 de marzo de ese mismo
año visitaría Mauthausen, más tarde argumentaría que su visión del campo de
concentración fue enmascarada y que no tuvo conciencia de la
barbarie reinante.
Fue arrestado por los norteamericanos el 12 de mayo de 1945.
En los juicios de
Nuremberg, Speer destacó por ser uno de los pocos jerarcas del
régimen nazi que manifestaron
remordimiento aunque demostró su
ambivalencia.
Durante la
proyección de los filmes de la realidad de los campos de
concentración, Speer demostró congoja y remordimiento. Durante los descargos, negó conocer
cualquier aspecto relacionado con el Holocausto. Adoptó una actitud de víctima
del régimen nazi.
El fiscal acusador presentó como prueba una fotografía de Speer en su
visita a Mauthausen, donde aparece rodeado de prisioneros demacrados. La
acusación afirmaba que ello probaba su conocimiento del Holocausto. Fue
condenado a 20 años de prisión en Spandau (Berlín), principalmente a
causa del uso que hizo del trabajo
esclavo. Durante su presidio tuvo la oportunidad de escribir
sus memorias que sustrajo sin ser descubierto. Su liberación
en 1966 fue un acontecimiento mundial.
Publicó varios libros
semi-autobiográficos que le dieron fama y fortuna.
En 1977 Speer hizo una reveladora declaración jurada a una Junta judía que combatía la negación del Holocausto en la que se retractó de sus argumentaciones exculpatorias y asumió sus responsabilidades durante el mismo.
De haber sido esa su postura durante los Juicios de Nuremberg, Albert Speer habría sido ejecutado.
Fallecería en
Londres el 1 de septiembre de 1981, tenía 73 años.
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Pabellón de la fama |